Época: Renacimiento Español
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1550

Antecedente:
Las obras de madurez

(C) Alfonso Rodríguez G. de Ceballos



Comentario

De poco después de los trabajos en el Hospital Tavera son los encargos del cardenal Silíceo para tres iglesias: una en la provincia de Madrid y dos en la de Toledo. La Magdalena de Getafe (Madrid) fue trazada entre 1548 y 1549, pero las intervenciones posteriores hicieron que se perdiera casi todo lo llevado acabo por Covarrubias, de lo que subsiste la planta general con cabecera ochavada, capilla mayor cuadrada, brazos del transepto rectangulares y cuerpo de tres naves separadas por pilares cilíndricos toscanos, en la tradición de las Hallenkirche españolas del siglo XVI.
En cuanto a las dos toledanas, retoman el modelo de iglesia introducido en Valencia hasta conseguir variantes del mismo. En la iglesia jerónima de Santa Catalina de Talavera de la Reina (Toledo; 1549) trazó la cabecera y una portada dórica, pero la lentitud de su construcción hizo que el primitivo proyecto se alterase profundamente. En el interior merecen destacarse la organización mediante la superposición de órdenes ya mencionada -dórico y jónico-, así como la venera que cierra el presbiterio y la cúpula sobre pechinas que debía levantarse sobre el crucero; desgraciadamente no supo resolver el exterior en correspondencia con este interior, desajuste que priva de armonía a los volúmenes exteriores.

En la del convento de la Concepción Francisca de La Puebla de Montalbán (h. 1553) los exteriores apenas recibieron atención por parte del maestro, que se centró, como en Talavera, en la resolución del espacio interior. En él mantiene el esquema iniciado en Valencia pero abandona la superposición de órdenes columnarios para utilizar hermas masculinas y femeninas que sostienen el entablamento, lo que supone la verdadera innovación de Covarrubias al utilizar este elemento, que hasta entonces había tenido una función exclusivamente decorativa en manos de Francisco de Villalpando en Toledo o en la capilla de los Muñoz de la catedral de Cuenca, prácticamente contemporánea de la iglesia de La Puebla. El uso de las hermas resolvió el problema que se había presentado en Talavera, causado por la desproporción de los órdenes a que obligaba su superposición, que hacía que el superior resultara enano y afectaba a la composición vertical de todo el edificio. Por lo demás, el edificio se proyectó en planta como la concatenación de dos espacios cruciformes cubiertos con bóvedas de arista, cañón artesonado y cúpula sobre pechinas con linterna.

A mediados de siglo, Covarrubias intervino en numerosas obras de importancia menor o desaparecidas. Entre ellas destacan la remodelación del Colegio de Infantes de Toledo y el acondicionamiento de sus alrededores (1550-1553) por encargo del cardenal Silíceo.

En la capilla mayor de la parroquia de San Román de Toledo (1552), capilla privada de los Niños de Ribera, utiliza una versión mucho más decorativa de su estilo arquitectónico. Aquí hubo de acomodarse a la antigua cabecera ochavada, lo que le obligó a cubrir este espacio con bóveda de crucería; entre ellas y la cúpula sobre pechinas de la capilla -decorada con casetones con rosetas y bustos femeninos y masculinos- volteó una bóveda de cañón decorada con motivos tomados del Libro IV de Serlio; los arcos torales están sostenidos por pilastras con grutescos y telamones y hermas femeninas que sostienen capiteles corintios, similares a las de La Puebla de Montalbán.

Hacia 1553 proyectó la cúpula rebajada que cubre la caja de la escalera del monasterio de San Juan de los Reyes, formalmente muy cercana a la ejecutada en la capilla mayor de San Román, con casetones decorados con flores y centro avenerado, pechinas en concha que cargan sobre los muros, lo que obliga a disponer ocho pechinas secundarias al no descansar la calota sobre arcos, y escudos de los Reyes Católicos y de Carlos V.

Esta solución fue aplicada también con algunas modificaciones, en la remodelación efectuada por orden del cardenal Silíceo en la sinagoga de Santa María la Blanca (1554) para convertirla en iglesia. Covarrubias se encargó de acondicionar el presbiterio decorando profusamente las bóvedas de las tres cabeceras planas de las naves centrales, para lo cual debería enfrentarse de nuevo al problema de adaptar formas esféricas renacientes a espacios ortogonales. Las cabeceras laterales se cubrieron con bóvedas de cañón artesonado y venera semicircular sobre dos pechinas, y la central con bóveda ochavada sobre cuatro pechinas aveneradas, solución más retardataria que la empleada en San Juan de los Reyes y que relaciona esta obra con los cimborrios góticos del siglo XV, aunque la cubierta no es nervada sino que la componen ocho elementos en torno a una pequeña cúpula avenerada, lográndose la transición de los unos a la otra mediante ocho pechinas minúsculas, La decoración está tomada también aquí de los grabados de Serlio, en tanto que la estructura de la cúpula se relaciona con las techumbres artesonadas renacentistas de madera.